
La Cala del Metge, ubicada en el extremo norte del Parque Natural de la Serra Gelada (municipio de l’Alfàs del Pi), es hoy un rincón virgen, rocoso y de difícil acceso que enamora a excursionistas y amantes del mar tranquilo. Sin embargo, su nombre y su historia van mucho más allá del turismo: hablamos de un enclave costero con huellas de pesca medieval, minería, defensa contra piratas y vivienda rural.
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ToggleOrigen del nombre: la “casa del médico”
El topónimo Metge (“médico” en valenciano) proviene de una antigua vivienda rural propiedad de un médico local, situada en las inmediaciones de la cala. A finales del siglo XIX y principios del XX, en mapas y documentos aparecen variantes como Caseta del Metge o Platgeta del Metge, que designaban pequeñas zonas costeras vinculadas a este propietario.
Pesca tradicional y asentamientos antiguos
La costa del Albir conserva huellas de ocupación muy temprana.
En yacimientos cercanos se han hallado anzuelos de bronce de la II Edad del Hierro, prueba de actividad pesquera en época ibérica.
En 1325, la Carta de Poblament de Benidorm documenta una gran “pesquera” fija en el territorio del Albir (Fenoll Marí), justo al pie de la montaña, lo que confirma el aprovechamiento intensivo del litoral en plena Baja Edad Media.
Aunque no se mencione directamente la Cala del Metge en los textos medievales, su ubicación junto a zonas pesqueras históricas sugiere que formó parte de la red de pesca artesanal que sustentaba a la comunidad, igual que otras zonas cercanas como la Playa del Albir.
Minería de ocre en la Serra Gelada
Muy próxima a la cala se encuentra la Cala de la Mina, donde desde el siglo XIX hasta principios del XX se explotó un importante yacimiento de ocre rojo.
Se conservan restos de la casa del capataz y los pilares por donde descendían las vagonetas cargadas de mineral hasta el mar.
Algunos historiadores señalan orígenes fenicios y romanos en la extracción de pigmentos.
El mineral se cargaba directamente en barcazas fondeadas junto a la costa, integrando la cala en una pequeña industria extractiva que dejó huella en el paisaje. Hoy en día, este yacimiento se menciona en rutas como la del Faro de l’Albir.
Defensa costera y piratería
La proximidad de la Punta Bombarda otorgó a la zona un papel estratégico frente a ataques de piratas berberiscos.
En el siglo XVI se erigió la Torre Bombarda como torre vigía.
En 1863, sobre sus ruinas, se construyó el Faro del Albir, que aún hoy vigila la bahía.
La cala quedaba así integrada en una red de vigilancia marítima que protegía la costa de incursiones y contrabando, en la que también se enmarcan otros enclaves históricos como la Villa Romana de l’Albir.
Construcciones locales: del médico al pescador
En el siglo XX, además de la histórica casa del médico, la zona albergó una pequeña “casita del pescador” levantada en los años 60 sobre el acantilado. Servía como refugio y almacén para un pescador local, pero fue considerada ilegal dentro del parque natural y se ordenó su demolición en 2015. Hoy permanece abandonada, testigo de un pasado de usos modestos y funcionales.
Accesos antiguos y caminos
Tradicionalmente, la Cala del Metge solo se alcanzaba por mar o descendiendo desde la montaña. Antiguamente existía una escalera tallada en la roca que bajaba directamente a la cala; aún hoy se distinguen restos junto al sendero actual que parte del camino al Faro de l’Albir.
Uso actual: un rincón para aventureros
Hoy, la Cala del Metge es refugio de:
Senderistas que recorren la Serra Gelada.
Bañistas y aficionados al snorkel que buscan aguas transparentes y calma.
Practicantes de naturismo, gracias a su aislamiento.
No dispone de servicios, por lo que su conservación depende del respeto de quienes la visitan. Es uno de los puntos destacados en la Guía de calas cercanas a El Albir.
